jueves, 24 de abril de 2014

Ese pedazo de sí mismo que no quieres compartir

Siempre nos han dicho que las historias hay que contarlas empezando por el principio hasta el final, pero ¿y si empezamos por el final? ¿y si no hay final? ¿y si empezamos por la mitad? ¿Cuál es la regla que dicta dicha estructura?
Esta historia no se puede decir que tenga principio o que tenga un final, simplemente hay una historia, la cual queremos contarte.

Secretos, ¿que entendemos por secretos? Según la RAE se define como  ignorado, escondido, callado, silencioso, lo que cuidosamente se tiene reservado y oculto. Pueden darse distintos significados a una sola palabra, pero ¿y lo que hay detrás de esa palabra

Esa respuesta es más compleja, queramos o no reconocerlo todo el mundo tiene algo que no quiere que sea conocido, para ello están los amigos a quién se les cuenta eso que no quieres que se sepa. Pero hay algunas situaciones en las que no puedes, no quieres o en mayor medida eres incapaz de soportar lo que ese secreto conlleva. Hay muchos momentos en los que piensas si no sería mejor contarlo, pero entonces ya dejaría de ser ese secreto que todo el mundo guarda.
unas manos cerradas guardando algo
Manos que guardan
En esto consiste la vida de Mario, desde pequeño acostumbraba a dormir con su hermano mayor, para él eso era una protección, un guardaespaldas, pero detrás de todo esto se escondía su gran secreto. Poco a poco fue creciendo y noche tras noche su madre llegaba le arropaba y le apagaba la luz, era ahí donde Mario buscaba la compañía de su hermano, pero de manera que no pareciera asustado, porque ese era su gran secreto, tenía miedo a la oscuridad. 

En la escuela Mario tenía fama de malote, como se suele decir, “el que parte la pana”, entonces esto le hacía tener que esconderlo. Porque ¿y si los demás niños se enteraban de que Mario tenía miedo a la oscuridad? Como él decía ese “sería mi fin”, pero a la vez un principio, ya que los niños dejarían de tomarle en serio y su imagen se vería truncada. Pasó el tiempo y ahora Mario tiene 40 años, su miedo desapareció con el tiempo pero le cuenta a sus hijos que hay cosas que es mejor guardárselas para uno mismo, porque todas las personas tienen un pedazo de si mismo que no queremos compartir, ese es TU secreto.










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